Editorial
http://www.paginasiete.bo/2012-10-04/Opinion/NoticiaPrincipal/16Opi00104-10-12-P720121004JUE.aspx
- 03/10/2012
Todo indica que la bonanza de las exportaciones acompañará todo este año (y quizás el próximo) al país. Ésta es una noticia que no puede más que generar una sensación de esperanza. Si se compara lo que ocurría en el pasado, cuando las crisis se producían en los países industrializados y la economía boliviana se tambaleaba, la situación es diametralmente distinta. Hoy la economía boliviana puede sentirse aventajada porque su principal exportación (gas) se dirige a países vecinos que, en lo que se ve en el futuro cercano, seguirán comprándolo. También en una proyección a corto y mediano plazos se puede esperar que los precios del producto no variarán sustancialmente.Nuevamente el superávit comercial (exportaciones menos importaciones) del país marcará un récord en 2012. Hasta agosto subió 68% respecto al período similar de 2011. Las exportaciones han crecido un 22% y un 11% las importaciones. Esto significa, según el INE, un aumento de 2.325 millones de dólares de exportaciones respecto al mismo período de ocho meses del año pasado.
Son, principalmente, las exportaciones de gas natural las que permiten este auge, que en el referido período llegaron a 3.368 millones, lo que significa un aumento del 37% respecto al año anterior. También se destacan las exportaciones de textiles, que crecieron un 38%, y los productos agropecuarios (soya, maíz, girasol, azúcar), que también contribuyeron notablemente a la balanza comercial favorable.
De acuerdo al vicepresidente, Álvaro García, se puede anticipar que las exportaciones llegarán a 11.000 millones de dólares a fin de año, que representan cerca de un 18% de aumento de lo alcanzado en 2011.
Son, indisputablemente cifras que se mantienen elevadas para la economía boliviana y que, en el caso de la renta petrolera -como todos conocen- se destinan fundamentalmente a las gobernaciones del país, municipios, sistema universitario público y el Tesoro General del Estado.
Estas instituciones, junto con YPFB, son las que canalizan las mayores sumas que ingresan al Estado y, por tal razón, son las que deben encauzar estos recursos para construir mejores días para los bolivianos.
Sin embargo, tal cantidad de recursos que han pasado por estas entidades no llegan a crear una sensación de avance proporcional en la ciudadanía. De alguna manera se observa que hay una redistribución del ingreso, pero no que genera una real sensación de equidad o que contribuya al desarrollo económico y social sustentable.
Por eso, lejos de la autocomplacencia por el extraordinario crecimiento de los ingresos del país, el Gobierno debe reflexionar seriamente en el destino que otorga a los recursos que administra.
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