lunes, 22 de octubre de 2012

Carlos Capriles Farfán

http://www.paginasiete.bo/2012-10-22/Opinion/Destacados/12Opi00222-10-12-P720121022LUN.aspx

- 21/10/2012

Desde que el TIPNIS se convirtió en un obstáculo político para el Gobierno y en serio problema ambiental para el país, porque el mismo Gobierno del presidente Morales decidió construir una carretera por el medio del parque, son numerosos los políticos, asambleístas, ministros e incluso el mismo Presidente que se refieren a los ambientalistas como si fueran terroristas, narcotraficantes o vulgares delincuentes, desconociendo totalmente la noble labor que realizan no solamente en Bolivia, sino en todas partes del mundo o, mejor dicho, allí donde la naturaleza y el medio ambiente es acechada o corre algún peligro.

Seguramente, muchos de estos gobernoparlantes desconocen la diferencia que existe entre ecologistas, ecólogos, activistas ambientales y ambientalistas y, tal vez, muchos de ellos no se hayan enterado de que estas personas o grupos son seres que poseen, en la mayoría de los casos, un alto conocimiento científico; muchos están ligados a pensamientos pacifistas, son poseedores de una alta moral y de una clara ética, como también abrazan una admirable calidad humana y un profundo amor por la naturaleza. Todo eso sin contar que las reclamaciones las hacen con los más altos niveles de conocimientos, en muchos casos conocimientos científicos donde sus opiniones son determinantes.

Por otro lado, son diversos, por no decir que casi todos los portavoces del Gobierno que repiten al unísono como loros, estos calificativos entremezclados con personas delincuentes como si fuesen terroristas, narcotraficantes y otros, intentando confundir a la población sobre las nobles actividades que realizan estas personas. En todo caso, el Gobierno y el mismo Presidente deberían percatarse de que estos movimientos amantes de la naturaleza son defensores ante las constantes agresiones al medio ambiente y están constituidos por artistas, intelectuales, especialistas, mujeres, personas mayores e incluso niños que lejos de depredar o destruir un territorio, se constituyen en activos defensores de los postulados que se pregonan en los discursos y más discursos que constantemente viene propagando el mismo Presidente en foros, convenciones y otros eventos de alto nivel internacional para defender a la Madre Tierra.

Con esta miope visión, el actual Gobierno no percibe que hasta los niños se transforman en activos defensores de la conservación de los bosques, convirtiéndose en los más radicales protectores de animales silvestres, o sea, de nuestra rica biodiversidad. Proteger cualquier tipo de vida en la tierra no es malo, como tampoco delincuencial y es importante repetir algo que hasta los más pequeños se dan cuenta: no siempre el desarrollo de un país tiene que estar ligado al extractivismo, a la apertura de carreteras, a la explotación total de las florestas etc. Y que la tarea y responsabilidad de un buen Gobierno es precisamente la de velar por la armonía, en términos ecológicos, que sus recursos naturales se hallen lo mejor conservados posible, ya que será la herencia que dejaremos a nuestros hijos y nietos.

Cualquier persona normal con un mínimo de inteligencia podría fácilmente reconocer el sentido entre delincuencia y “estar en desacuerdo”, pero para el Gobierno y sus voceros, tal notable divergencia es lo mismo. Por lo que, deberían saber muy bien que los delincuentes son todas aquellas personas que vulneran las leyes y que la gente que protesta por no estar de acuerdo con sus ideas y posiciones relacionadas al medio ambiente son simplemente ambientalistas.

Finalmente, si en el Gobierno no existe una clara visión de lo que representa el activismo ambiental, simplemente tendría que revisar la historia de los pueblos donde sus principales héroes han sido activos defensores de los recursos naturales y de sus territorios.



Carlos Capriles Farfán es ambientalista.

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