domingo, 28 de octubre de 2012

Campaña del Gobierno contra Página Siete

Editorial

http://www.paginasiete.bo/2012-10-28/Opinion/NoticiaPrincipal/16Opi00128-10-12-P720121028DOM.aspx

- 27/10/2012

Nuevamente el vicepresidente García Linera atacó a Página Siete, a raíz del titular de portada de este diario: “Vice confirma que la figura del desacato volverá al Código Penal”.

García Linera dijo que ésas no fueron sus palabras. En efecto, sus declaraciones textuales fueron: “Queda hacia el futuro que la Asamblea elabore un nuevo Código Penal (') también de sanción a quienes mientan o injurien a una autoridad”. Con ello, lo que está diciendo es que el oficialismo creará una figura legal, con otro nombre posiblemente, cuyo objetivo será el mismo que el desacato: perseguir penalmente a quienes critiquen a las autoridades. Página Siete lo denuncia porque es inconstitucional. Este tipo penal ha sido usado groseramente para amedrentar a opositores del Gobierno.

Pero el ataque del Vicepresidente va más allá, parece ser un intento, fríamente calculado pero infructuoso, por afectar la credibilidad de Página Siete, un diario responsable y sobre todo independiente, que parece ser el rasgo que más detesta el Vicepresidente.

Página Siete ve dos posibles motivos que expliquen este desproporcionado ataque. El primero es que el crecimiento de este diario se ha convertido en una amenaza para los periódicos oficialistas. Curiosamente ayer sábado las portadas de Cambio y La Razón fueron muy parecidas, atacando a Página Siete, sin derecho a réplica. El segundo motivo es la idea del Gobierno de que el periodismo independiente se ha convertido en la principal oposición al régimen.

Las bases de las denuncias contra Página Siete son las siguientes: que este diario es “gonista” y “prochileno”. Para intentar demostrar el primer punto, García Linera recordó que un ejecutivo del diario, Carlos Saravia, fue un superintendente del Gobierno de Sánchez de Lozada y que su hermano fue viceministro. Ello es verdad, pero Saravia sólo ejerce funciones gerenciales y no influye en el manejo periodístico de Página Siete. El otro argumento de García Linera es que el presidente del Directorio de Página Siete, Raúl Garáfulic, fue integrante del directorio de la empresa privatizada (y luego nacionalizada) TDE y que estuvo vinculado al proceso de destrucción del LAB. Eso es falso, según una carta que Garáfulic envió al Vicepresidente. Fue su padre (QEPD), no él, quien tuvo relación con esas empresas.

La trayectoria periodística de quienes dirigen este periódico y su contenido informativo demuestran que Página Siete no es gonista. Para probarlo basta mencionar que el ex ministro Carlos Sánchez Berzaín acusó a este periódico de “oficialista” por un editorial que criticó sus acciones y las de Gonzalo Sánchez de Lozada durante los sucesos de octubre de 2003.

Por otra parte, sugerir que existen capitales chilenos en Página Siete es una bajeza. Los nombres de los socios del periódico fueron publicados en la primera edición de Página Siete y todos son bolivianos. Ésa es una diferencia entre Página Siete y algún diario oficialista, que mantiene un velo sobre la identidad de sus propietarios. La autoridad también argumentó que la relación de parentesco de Raúl Garáfulic con una diputada chilena condiciona la línea editorial de Página Siete. Mónica Zalaquet, cuñada de Garáfulic, no tiene injerencia alguna en este periódico. Este argumento erróneo es como decir que el Vicepresidente tuvo vínculos con los gobiernos militares porque su padre fue militar.

Por otra parte, Página Siete ha apoyado en reiteradas oportunidades el derecho de Bolivia a lograr una salida soberana al Pacífico y el uso de las aguas del Silala. Una selección de editoriales y notas que lo demuestran será colocada en la página web en breve.

Otro argumento de permanente ataque del Gobierno contra Página Siete es la información equivocada que dio el periódico sobre la muerte de un bebé durante la represión en Chaparina. Este diario se disculpó públicamente. Esa información se basó en un comunicado de prensa de la Secretaría de Comunicación Social de la VIII marcha indígena. El error fue cometido también por una veintena de medios en el país, incluida la gubernamental agencia ABI. Nótese que el periódico Cambio, ante la brutal represión policial, tituló que los indígenas habían atacado con flechas a los uniformados. Cambio jamás se disculpó. ¿Es que la ética sólo se exige a los periódicos independientes?

El Vicepresidente ha amenazado con que seguirá atacando a Página Siete en el futuro. Este diario seguirá defendiéndose.

No hay comentarios:

Publicar un comentario