sábado, 13 de octubre de 2012

Ejércitos de reserva

- 12/10/2012

 http://www.paginasiete.bo/2012-10-13/Opinion/Destacados/14Opi00113-10-12-P720121013SAB.aspx

El desarrollo en América Latina, o la ausencia de él, ha creado urbes sin gran industria en países como Bolivia. En países con mercados más grandes, como es el caso de Brasil o México, la sustitución de importaciones impulsada desde los años 50 del siglo pasado permitió la creación de grandes industrias que, sin embargo, no absorben la masiva migración campo/ciudad. Así, tanto en países grandes como pequeños, las grandes ciudades de América Latina se caracterizan por inmensas poblaciones que viven en lo que generalmente aunque de forma imprecisa se conoce como la informalidad.

Hay diferentes aproximaciones que dan una idea del número de esas poblaciones que van del 60% de la población activa hasta cerca del 90%. Son poblaciones que principalmente sobreviven del pequeño comercio y que encuentran grandes barreras para formalizarse ya sea como trabajadores o como pequeñas empresas. De esta manera, estas personas, o sus padres, que en algún momento esperaron ser parte de procesos productivos, pasaron a ser parte de un ejército no industrial sino simplemente de reserva.

Contrariamente a lo que Marx consideró como la formación de ejércitos industriales de reserva formados por obreros desempleados debido al avance de la tecnología ahorradora de fuerza de trabajo, el fenómeno mundial más común es la formación de ejércitos de reserva de gente que nunca formaron parte de la industria o de cualquier otra actividad económica.

Un fenómeno que en Europa es ubicuo. Los jóvenes que hace un par de años se rebelaron en Inglaterra son parte de ese ejército. En España o Grecia los jóvenes que no conocen lo que es estar empleado se encuentran en números crecientes. El desempleo alcanza a más del 50% de este grupo que reúne a los de 18 y hasta los 30 años de edad. La crisis que se inició en 2008 y persiste ahonda estas condiciones que, de acuerdo con Krugman, debe referirse como otra gran depresión tanto por sus síntomas como por sus consecuencias. Para él el desempleo que se vive en Estados Unidos y que afecta a cerca de 20 millones de personas es un claro signo de la depresión económica.

Cristian Lagarde, directora del FMI, habla del fenómeno con alarma. Se refiere no sólo a las condiciones de la producción sino también a las de la población y el desempleo que sufre. Considera que ya no es una década perdida para los países europeos en crisis sino que se refiere a una generación perdida por las consecuencias que el desempleo y la pérdida de oportunidades está generando en esas sociedades.

Así, en América Latina como en los países industrializados, los que no encuentran trabajo en la industria o en cualquier ocupación “formal” suman millones y siguen creciendo y viviendo en condiciones de miseria. Son duras situaciones que marcarán a esta época en la historia por no crear mejores condiciones de empleo para millones de seres humanos que forman los grandes ejércitos de reserva. Lo que no se sabe a ciencia cierta es para qué se reserva.

Alberto Bonadona Cossío es economista.

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