sábado, 13 de octubre de 2012

Venezuela y su panorama económico

http://www.paginasiete.bo/2012-10-13/Opinion/NoticiaPrincipal/12Opi00113-10-12-P720121013SAB.aspx

- 12/10/2012

La victoria de Hugo Chávez en Venezuela le otorga un tercer período de seis años más al mando de una economía debilitada. Es una nación con grandes recursos pero que enfrenta la más grande de las inflaciones del continente. La generalidad de los países latinoamericanos aprendió a combatir la inflación y Venezuela es la excepción.

En términos de producción agrícola ese país debe importar más del 80% de los productos para abastecer sus necesidades alimentarias y no parece que ahora se inicie un cambio en esta área. También enfrenta problemas con una infraestructura que se derrumba, una industria de baja productividad y una creciente deuda externa que le consume valiosas divisas.

Su mayor fuente de ingresos continúa siendo el petróleo, que goza de precios que se mantienen elevados y que son la causa para una permanente sobrevaluación de su moneda y un agravamiento de la “enfermedad holandesa”, que se traduce en un abaratamiento de los productos importados y, en consecuencia, mayor decaimiento de la producción nacional.

El petróleo abastece más del 90% del flujo de divisas a la vez que genera cerca del 50% de los ingresos estatales. Este recurso se encuentra mayoritariamente en manos del Estado por medio de la empresa pública PDVSA, que no se destaca por su eficiencia. Con tanto petróleo es también una paradoja que Venezuela tenga tantos problemas de suministro de electricidad.

La economía venezolana va mal pero no se puede calificar de igual manera a los programas sociales que impulsa Chávez. La sociedad venezolana mantiene el orgullo de ser la más igualitaria entre las del continente, algunas de las cuales se caracterizan por estar entre las más inequitativas del mundo. Mientras Brasil, Panamá y Bolivia se disputan el primer lugar de la desigualdad, con índices GINI (relación entre la distribución porcentual del ingreso con proporciones porcentuales de la población) superiores al 0,50, Venezuela exhibe un coeficiente GINI de 0,32. Los programas sociales financiados han favorecido, no cabe duda, a los más pobres. Sin embargo, la fragilidad de los beneficios es palpable porque dependen principalmente de una coyuntura de precios internacionales de una materia prima.

El mundo no está libre aún de la crisis que se desató en 2008. Latinoamérica y, por supuesto Venezuela, deben caminar por rumbos de diversificación económica para evitar posibles shocks externos que pueden debilitar a las economías. En el caso de Venezuela, debe poner a la mayor igualdad alcanzada junto al esfuerzo de generar un mercado interno más fuerte que, respalde su producción nacional. He ahí el desafío para el nuevo período presidencial de Chávez.

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