domingo, 30 de septiembre de 2012

La inmoderación del ataque a Fides

- 29/09/2012

 http://www.paginasiete.bo/2012-09-30/Opinion/NoticiaPrincipal/16Opi00130-09-12-P720120930d.aspx

Nuevamente el Gobierno reacciona con inusual agresividad y exasperación ante un tema normal de debate democrático. Ante la denuncia de dirigentes opositores de que la sucesión presidencial que colocó de presidenta interina a Gabriela Montaño no está sustentada en la Constitución, las ministras y viceministras del Gobierno leyeron un descompuesto comunicado, atacando a los autores, nada menos, de “sedición” y “sexismo”. Simplemente por mencionar un artículo de la CPE que con toda precisión señala, en su artículo 169, parágrafo segundo, lo siguiente: “En caso de ausencia temporal (que es el caso que nos ocupa), asumirá la Presidencia del Estado quien ejerza la Vicepresidencia, por un período que no podrá exceder los noventa días”.

La Constitución señala en ese mismo artículo, parágrafo primero, que para las situaciones de ausencia definitiva del Presidente asumirá el poder el Vicepresidente y, luego, el presidente o presidenta del Senado. O sea que la legalidad de la transmisión del mando es un tema de interpretación. El oficialismo tenía mejores argumentos en este caso que encolerizarse de esa manera. El mensaje de las ministras y viceministras parece ser el siguiente: “cualquiera que ose criticar al Gobierno recibiría la más pesada de la artillería gubernamental. Punto”.

Pero aparte de atacar a dirigentes políticos, el Ejecutivo ha vuelto a poner en línea de fuego a un periodista y ha zaherido en esta ocasión al sacerdote jesuita y periodista de conocida trayectoria en el país Eduardo Pérez Iribarne, director del grupo Fides. Pérez Iribarne y el equipo de comunicadores que lo acompaña en el programa El café de la mañana comentaron el tema el lunes y se limitaron a señalar el vacío constitucional existente y, con ello, la riesgosa situación de nulidad en la que pueden quedar los actos realizados por Montaño en el ejercicio del interinato, aunque esto último ni siquiera fue mencionado por Pérez Iribarne.

Pérez Iribarne adelantó que se someterá al Tribunal de Ética o cualquier otra instancia anunciada por las ministras, porque considera que leer la Constitución no es un acto de sedición. Sin embargo, hasta el viernes el Gobierno no había presentado ninguna demanda sobre el particular. Además, hay que añadir que es absurdo llevar a un periodista ante un Tribunal de Ética si es acusado de “sedición”. Simplemente, la acusación de las ministras es una forma, crispada, de amedrentar a otro periodista, esta vez a quien dirige un influyente sistema de radio y TV.

Las señales de intolerancia e intransigencia son cada vez más evidentes en el Ejecutivo. El grado de irritabilidad es de los más grandes que hemos tenido en 30 años de democracia. La susceptibilidad parece estar a flor de piel en todo el oficialismo. En ese sentido, es terrible y criticable que la diputada opositora Adriana Gil haya perdido temporalmente su curul porque dijo que la bancada del MAS parece un “rebaño humano”. O sea que no le basta al MAS con controlar dos tercios de ambas cámaras y mantener a la oposición arrinconada, lo que busca además es tenerla callada.

El Gobierno parece encontrar fortaleza en las polémicas y los altercados; rehúye la búsqueda de consensos y siempre dice sentirse atacado, para contraatacar con más vehemencia. Hace poco el Gobierno de EEUU dijo que rechazaba “por ahora” el trámite de extradición del ex presidente Sánchez de Lozada y añadió que estaba dispuesto a seguir conversando al respecto. Pero la reacción del oficialismo, empezando por la del Presidente del Estado, fue demoledora. En vez de ver el vaso medio lleno, lo ven siempre medio vacío. Otro ejemplo: el mismo Gobierno de EEUU, en su informe sobre la lucha antidrogas, al criticar a Bolivia en una parte del reporte, en otro admite que se ha registrado la más grande reducción de cocales de la historia: 13% neto de caída. ¿Qué hizo el Gobierno? En vez de tomar este último dato, y deseoso como está de polemizar siempre, chocó frontalmente con dicho país. Es que se ha perdido toda prudencia y razonabilidad y la inmoderación verbal es ya un sello de esta gestión.

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