jueves, 7 de marzo de 2013

Fraude al soberano

http://www.paginasiete.bo/2013-03-07/Opinion/Destacados/17Opi00207-03-13-P720130307JUE.aspx

- 06/03/2013

La consulta remitida al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) para habilitar la postulación de Evo Morales el 2014 es un fraude al soberano. El derecho más importante que tiene el pueblo, como titular de la soberanía, es el de decidir toda reforma parcial a la Constitución, mediante Referendo Nacional Constituyente, depositando su voto en las urnas; decisión que no le corresponde al TCP. El artículo 4 de la Ley de Aplicación Normativa es una reforma parcial de la Constitución porque sustituye y modifica la Disposición Transitoria Primera, parágrafo II de la CPE.

¿Por qué el MAS teniendo todas las condiciones para convocar constitucionalmente a este referendo, prefiere un fallo del TCP, burlando la voluntad del pueblo? Tiene terror de perder este referendo y, por ello, prefiere escamotear la voluntad del soberano. Confía en cinco jueces preseleccionados por las bancadas oficialistas de la ALP y desconfía de los aproximadamente 5,2 millones de electores. Al tratarse de una reforma parcial de la Constitución el veredicto supremo debería estar a cargo de los ciudadanos, a través de sus votos en las urnas, y no del TCP.

El debate en el fondo no es el de la conveniencia o inconveniencia de la segunda reelección de Evo Morales; se trata del respeto a las reglas de juego previamente establecidas en la CPE, del cumplimiento de las leyes y compromisos asumidos y, especialmente, del ejercicio del principal derecho del soberano: decidir sobre toda reforma, parcial o total, a la Constitución.

Como dice el refrán popular al mejor cazador se le escapa la perdiz; no contaron los seguidores del MAS que la reforma parcial de la Constitución tiene dos caminos: 1) iniciativa popular con 20% de las firmas del Padrón Nacional y referendo; y 2) Ley de la ALP aprobada con dos tercios de votos y referendo.

Este escamoteo a la voluntad popular que pretende consumar el MAS a través del TCP es la mejor prueba de que en materia de derechos ciudadanos el derecho que no se ejerce se pierde; y como a muchos ciudadanos entre los que me incluyo no nos gusta perder derechos por inacción u omisión, la única salida para evitar este fraude al soberano es convocar al Referendo Nacional Constituyente por iniciativa popular, después recolectar firmas y huellas en todo el país hasta alcanzar el 20 % del Padrón Nacional y, por último, asistir a las urnas a votar por SI o NO a la sustitución de la Disposición Transitoria Primera, Parágrafo II, de la Constitución.

La paradoja de esta propuesta es que defiende los derechos de todos los ciudadanos a depositar su voto en el Referendo Nacional Constituyente, incluyendo los derechos de los seguidores del MAS, aún cuando éstos no se den cuenta de ello o no lo crean así. Ningún Presidente por más poder que tenga, así se crea la encarnación de la divinidad en la tierra, tiene vía libre para pisotear los derechos ciudadanos; especialmente los derechos del pueblo a decidir su destino mediante referendo.

Este fraude al soberano se pretende justificar con el absurdo de que la voluntad del constituyente ha quedado plasmada en el texto de Oruro con la frase “no se tomarán en cuenta”, cuando esta voluntad ni siquiera ha quedado perfeccionada porque fue cambiada por el texto de La Paz con la frase “se tomarán en cuenta” y, es esta última voluntad constituyente, la que ha sido votada y aprobada por más del 60 % de los votos del pueblo. Es la única voluntad vigente, la otra fue un amago de voluntad inconclusa.

La campaña y debate de este Referendo Nacional Constituyente tendrán una riqueza inagotable. Se enfrentarán dos visiones de país, de Estado, de democracia y de institucionalidad. Los que creen en el Gobierno de los hombres por encima de la Constitución, las leyes y los compromisos asumidos y los que creemos en el Gobierno de la Constitución y las leyes por encima de los caprichos y voluntades personales del caudillo de turno, en el respeto de las reglas de juego previamente establecidas y en el cumplimiento de los compromisos públicos asumidos.

Cualquiera sea el resultado, todos habremos ganado: se desbarató el fraude al soberano, la Constitución salió ilesa en la coyuntura, ejercimos nuestro derecho ciudadano más importante, la democracia se fortaleció con el debate y, lo más importante, la lección magistral a los poderosos de turno de que cualquier engaño al soberano no será tarea fácil y tendrá un costo político importante.



Carlos Alarcón Mondonio es abogado constitucionalista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario