¿Quo vadis, Maduro?

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EL APRETADO TRIUNFO electoral de Nicolás Maduro abre fuertes interrogantes sobre el futuro de la revolución bolivariana que se desarrolló por medio de un proyecto caudillista y que ahora, huérfana de su líder, tendrá que demostrar su viabilidad en un escenario en el cual la derecha le ha logrado arrebatar un importante porcentaje de apoyo. El chavismo ya no es más el movimiento hegemónico en Venezuela. La mínima diferencia con la que ganó Maduro le ha significado que dentro de su propio partido comiencen a escucharse voces que piden autocrítica y cambios,

HAROLDO SHETEMUL

 lo cual podría llevar al cuestionamiento de la autoridad del gobernante y un eventual fraccionamiento.
UNA SEMANA DESPUÉS de la muerte de Hugo Chávez, los sondeos de opinión le daban a Maduro 15% de ventaja sobre Henrique Capriles, pero ese respaldo se cayó hasta 1.7% el día de las elecciones. ¿Qué ocurrió para que en un mes el delfín del comandante se viniera abajo? Si la campaña electoral hubiera durado por lo menos una semana más, quizás el ganador de los comicios sería otro, porque la pérdida de popularidad de Maduro iba en picada. En su mejor momento, Hugo Chávez podía eclipsar a la oposición y lograr un mayoritario voto de los sectores empobrecidos capaces de hacer a un lado la grave crisis económica y de criminalidad porque al fin y al cabo ese coronel los elevaba al paroxismo político. Pero Maduro no enciende esas pasiones y el discurso de la oposición derechista pareció volver a la realidad a esas masas que padecen limitaciones económicas y la despiadada delincuencia.
EN EL NUEVO ESCENARIO, Maduro deberá enfrentar los fantasmas que Chávez le dejó. Su mandato no será miel sobre hojuelas, aderezado con discursos antiimperialistas. Los fuertes controles que Chávez impuso al mercado venezolano provocaron una fuerte carestía que ha significado la pérdida de poder adquisitivo de las clases medias y bajas. Se estima que este año la inflación podría rondar el 30 por ciento. Aunque el tipo de cambio oficial es de 6.3 bolívares por dólar, en el mercado negro llega hasta 25 bolívares por un dólar. Para paliar esta situación, Maduro deberá ampliar los programas sociales que dependen de los ingresos por petróleo, pero este, lejos de aumentar su producción, ha bajado a casi la mitad en los últimos años, lo cual puede causar mayores distorsiones económicas.
SI CON CHÁVEZ LA POBLACIÓN parecía soportar con estoicismo la criminalidad, es probable que Maduro no tenga igual suerte. El Observatorio Venezolano de Violencia informó que en el 2012 la violencia delincuencial se cobró la vida de 21 mil 692 personas, lo cual arrojó una tasa de asesinatos de 73 por cada cien mil habitantes, cantidad que dobla la de Guatemala, que el año pasado cerró en 34.19 homicidios por cada cien mil personas. La falta de respuesta a la crisis económica y la inseguridad fueron los factores que catapultaron a Capriles y que ahora se convertirán en la medida para determinar los futuros logros o desaciertos de la nueva administración. Es claro, pues, que el chavismo deberá poner los pies sobre el suelo.