domingo, 22 de julio de 2012

Salida definitiva de la Jindal


- 17/07/2012

http://www.paginasiete.bo/2012-07-18/Opinion/NoticiaPrincipal/16Opi00118-07-12-P720120718MIE.aspx


Se cumplió lo que se temía: la empresa Jindal decidió abandonar definitivamente el proyecto de explotación de hierro del Mutún. Las negociaciones no lograron un acuerdo y el Gobierno anunció que en breve se realizará una nueva licitación internacional para ver qué empresa se interesa en el negocio.

Las acusaciones cruzadas entre autoridades y la empresa impidieron durante mucho tiempo poder establecer con claridad quién es más responsable por este rompimiento. Sin duda ambas partes tienen su cuota parte de culpa. Pero un elemento resalta en todo el panorama: la poca capacidad que tiene el país de proveer gas natural suficiente como para que arranque un proyecto de producción de hierro y, peor, de acero.

El Gobierno boliviano se comprometió originalmente de proveerle diez millones de metros cúbicos diarios de gas natural a la Jindal, para que ésta produzca en una primera etapa siete millones de toneladas anuales de hierro en pellets y el denominado DRI. En una segunda etapa la producción se acrecentaría y también se produciría acero.

Pero Bolivia no tiene ese gas disponible. Apenas el país produce lo suficiente para honrar sus contratos con Argentina y Brasil, y abastecer el consumo interno. Diez millones de metros es una cantidad enorme, equiparable a la que le vendemos a Argentina y similar al consumo interno boliviano. Así que era imposible que el Estado pudiera cumplir con ese compromiso. Y sin un energético, obviamente, no hay posibilidad ninguna de producir hierro. La otra opción, barajada hace años, es usar carbón vegetal (es decir, quemar los árboles de la Amazonia), alternativa impensable en estos tiempos.

Para tener más gas hay que explorar más campos, y para explorar más campos deben estar interesadas en ello compañías internacionales (los volúmenes de inversión son muy altos y el Estado no tiene disponibles esos recursos); pero esas compañías consideran que Bolivia no es un socio fiable. Las reglas cambian con facilidad, los impuestos son muy altos y el Gobierno es propenso a las rabietas y al histrionismo. O sea lo contrario de lo que busca un inversor externo. Así que, en estas circunstancias, el país no podrá aumentar fácilmente sus reservas de gas y, por lo tanto, no se podrá desarrollar el viejo proyecto del Mutún, que tiene más de un siglo de espera.

Como dijimos líneas arriba, el ministro de Minería, Mario Virreia, al confirmar el fracaso del proyecto encabezado por Jindal, dijo que se lanzará una nueva licitación internacional. Puede hacerlo, y otros interesados llegarán seguramente a observar los pliegos de especificaciones. Pero lo que no se solucionará es la falta del energético.

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