miércoles, 29 de enero de 2014

Bolivia: campeona latinoamericana de desigualdad

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Alejandro Almaraz


Bolivia: campeona latinoamericana de desigualdad
Alejandro Almaraz
La celebración del cuarto aniversario del Estado Plurinacional fue motivo para que Evo Morales haga un sufrido y largo recuento de  logros de su gobierno.
No se trata de los resultados del Estado Plurinacional, pues éste, en lo fundamental, no ha trascendido los límites de su mera declaración constitucional. Por el contrario, en varios casos de central importancia para la construcción del Estado Plurinacional, las propias palabras con las que Morales describe sus éxitos revelan concluyentemente que su gestión marcha, rápida y exitosamente, en el sentido exactamente contrario.
Así, los éxitos de la política de hidrocarburos -declarados por Morales- constituyen el claro reconocimiento de que la nacionalización es un rotundo fracaso por voluntad gubernamental.
No otra cosa significa que en un sector altamente demandante de capital, en ocho años de gobierno y nacionalización, se haya  invertido sólo, y tardíamente, 1.800 millones de dólares, no obstante la disponibilidad de gran parte de los más de 14.000 millones de dólares de las reservas internacionales, con las que se viene financiando crecientemente a la banca transnacional, sin considerar la importancia estratégica de esta industria para financiar el crecimiento y la transformación productiva del país,  las propias y apremiantes necesidades energéticas de la sociedad boliviana  y el compromiso asumido con el pueblo insurrecto en octubre de 2003 y sus mártires.
Está pues muy claro por qué, satisfaciendo los intereses  del poder petrolero transnacional, YPFB, a ocho años de su refundación, sigue siendo marginal e irrelevante en la producción de los hidrocarburos bolivianos.
En materia agraria, Evo Morales ha hecho la más concluyente demostración estadística de que el proceso de reconducción comunitaria de la reforma agraria se ha detenido, casi en seco, en 2010. En efecto, ha informado que durante todo su gobierno se han saneado 59 millones de hectáreas.
Pero resulta, aunque esto ya no lo ha informado, que 53 de esos 59 millones se sanearon hasta  2010, en los primeros cuatro años de su gobierno, por lo que en los siguientes cuatro  sólo se  sanearon tres millones de hectáreas.
Si por elemental transparencia,  le hubiera dedicado unos pocos minutos de su interminable informe a los acuerdos de reforma legal adoptados con el agro-empresariado cruceño, y ya parcialmente ejecutados, se habría demostrado también que el proceso agrario ha pasado de la parálisis a la regresión.
Pero, por supuesto, no son sólo los resultados informados por el propio Morales como logros los que revelan la rotunda adversidad de su gobierno respecto al horizonte del Estado Plurinacional, también lo son los que desde el Gobierno se callan, pero no se pueden esconder.
Entre muchos otros de similar importancia, está el hecho de que en los 10 años que separan a los dos últimos censos, y cuya mayor parte corresponde al "descolonizador” gobierno de Evo Morales, la población que reconoce hablar algún idioma nativo disminuyó a la mitad.
Y si bien existe algún margen de discusión técnica sobre el dato, es indudable el impulso aculturizador al que la gestión gubernamental contribuye. Lo hace por acción con las sistemáticas agresiones con las que pretende destruir el movimiento indígena y ponerse sus despojos de prendedor, y lo hace por omisión con el absoluto abandono, salvo en los consabidos discursos de la impostura, de la enseñanza intercultural y bilingüe.
Asimismo, es una triste paradoja que Evo Morales, tan afecto a los récords y a las vueltas olímpicas, no pueda celebrar el campeonato latinoamericano al que ha conducido a Bolivia: el de la desigualdad social.
No lo dice la derecha o el imperio, es la Universidad argentina de La Plata, de gran prestigio internacional, y libre de toda intencionalidad política contra el Gobierno boliviano, como lo han demostrado los caros homenajes brindados por ella a las autoridades bolivianas, quien lo ha establecido con rigor académico en la última versión del estudio sobre desigualdad en el continente que realiza periódicamente.
En el informe respectivo, explicitando su sorpresa por el antecedente de tener un gobierno de izquierda que ha instituido "ayudas sociales”, da cuenta de que en el último año Bolivia se ha situado como el país con mayor desigualdad social de toda Latinoamérica que, a su vez, es el continente con mayor desigualdad en el mundo.
Es decir, Bolivia es el país latinoamericano donde, a escala de su economía, los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Indudablemente, es éste el "socialismo” que el ministro Arce, en sus propias palabras, hace financiar con el capitalismo transnacional mediante el endeudamiento de los "bonos soberanos”.
   
     Alejandro Almaraz  es abogado. Fue viceministro de Tierras.
Es una  paradoja que Evo Morales, tan afecto a los récords y  vueltas olímpicas, no pueda celebrar el campeonato latinoamericano de  la desigualdad social

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